Thursday, December 02, 2010

Como hoja

Solía ser parte de una gran familia. Habían muchos que pensaban como yo, sentían como yo y vivían como yo. No tenía de que temer. Simplemente pertenecía. Era como un niño recién nacido que es acurrucado por su madre y siente su calor tatuado en su cuerpo. Poco a poco fui creciendo y me comencé a alejar, pero aun habían muchos en mi mundo. Todos compartíamos todas las cosas: el alimento, el agua, el calor y hasta el frío. Pasaban los días y el sol quemaba mi ser. Sentía el deseo de saltar al vacío pues en el había descanso para mi. El agua que manaba saciaba cada una de mis tardes acaloradas. Paso el tiempo y me fui amoldando a lo que debía ser. Sin elección, sin decisión. Era una con lo que esperaban de una simple hoja. Una hoja que se movía en cualquier dirección en que el viento soplara. Sin preguntar, sin refutar. Era tan hermosa y protegida por los que me movían y cuidaban que me acomodé a no pensar, a no sentir a no vivir. Pasaban los días, las hora y los minutos existiendo. Pero en mi ser se revolvían todas las emociones que querían salir, de pronto sin esperarlo se fue desprendiendo mi tallo y fui cayendo al vacío. ¿Eso era lo que deseaba? ¿Cómo es que no siento esa libertad? ¿Cómo no siento paz? Ahora soy sólo parte del inmenso cuerpo de agua que sostiene mis espaldas. Sigo angustiada y resentida. Ya nadie piensa, siente y vive como yo...