Amar es olvidar

"Que triste tu partida", decía el cantante en su canción. "Que hermosa tu llegada," seguia la canción. Desperté en un cuarto obscuro, los colores en las paredes eran depresivos. Solo había una cama y una mesita, en esa mesita un lápiz y un papel. Sola me encontraba cuando oí una voz fuerte como de hombre que decía, "arreglate que hoy te casas." ¿Con quien, me preguntaba? ¿A que hora? ¿Por qué no sabía quien era? Me levanté de la cama asorada, recogí mi ropa y trate de saltar por la ventana. La ventana estaba atorada, entonces me entró la ansiedad. Escuché pasos cerca de mi puerta, forcejé la ventana pero aun no cedía. Me escondí debajo de la cama, el hombre entró. Era un hombre de hermoso parecer, alto, de ojos color miel. Me llamó por mi nombre y me sentí segura, aun no conocía a ese hombre, pero el me tomó en sus brazos y me dijo que me amaba. Hice un esfuerzo por recordar quien era, pero todo fue en vano. El me pregunto, " ¿Acaso no te quieres casar conmigo?'' Lo mire a los ojos profundamente, como tratando de ver en su mirada quien era, pero no lo reconocí. No respondí a su pregunta. Me sentía tan estupida, éste hombre me ama me dije. De repente sentí el soplar del viento sobre mi cabello. ¿ Pero por donde entró? La ventana estaba cerrada. Ese viento se sintió y pude recordar. Un hombre, un amor, una caricia, un beso, un consejo, un abrazo, una palmada en la espalda, una pelea y una cara. Esa cara no era de ese hermoso hombre que se iba a casar conmigo. ¿Por qué? Quiero amar a éste hombre y lo amaré aunque no me acuerde de el, pense. Volví a mirarlo y de mi boca salió un "Dame tiempo para amarte". De sus ojos salia una lagrima que recorría sus mejillas. Lo besé tiernamente y supe que el me amaría por siempre.